RESEÑA HISTÓRICA

Etapa colonial

Durante el período que transcurrió entre finales de la Guerra de los Diez Años y 1902, Cuba atravesó una etapa crítica. Por diferentes factores, los actores que intervenían en el quehacer económico de la Isla no deseaban soluciones radicales, por lo que decidieron unirse en defensa de sus intereses a fin de lograr algunas reformas.

Así, el 10 de mayo de 1876 surgió la primera agrupación de comerciantes habaneros, que en su primera junta, celebrada el 24 de junio de ese año en el Casino Español de La Habana, dejó constituido el Centro Comercial General de Comercio de La Habana, siendo elegido como su primer presidente el Sr. Quintín Torres Barzozábal. En 1877 se decidió un cambio de nombre de la institución y quedó como Junta General de Comercio, con la concesión del carácter oficial. Este nombre se modificó de nuevo en 1887, adoptándose el de Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación. Sin embargo, al existir una solicitud de reconocimiento de la Cámara de Comercio de Santiago de Cuba, el carácter oficial les fue retirado a todas las cámaras.

Intervención estadounidense y República neocolonial

El 20 de mayo de 1899 y el 3 de enero de 1906, la Cámara tomó los nombres de Centro de Comerciantes e Industriales de la Isla de Cuba y Cámara de Comercio e Industria de la Isla de Cuba, respectivamente. Finalmente, el 20 de junio de 1927 la Cámara tomó el nombre que mantuvo hasta su disolución en 1963, para dar paso a la actual Cámara de Comercio de la República de Cuba. Al adoptar el nuevo nombre, la Cámara no se limitó a la defensa de los intereses de los comerciantes, sino también incluyó los intereses de la industria, la agricultura y la navegación.

La Cámara no fue la única corporación económica existente hasta la creación de la actual Cámara en 1963. En 1878 surgió el Círculo de Hacendados y Agricultores, y en 1884 fue creada la Unión de Fabricantes de Tabaco, sucesora del gremio de fabricantes de tabaco. También fueron creadas otras asociaciones y cámaras, entre ellas la de Santiago de Cuba en 1887, y siguieron proliferando hasta tal punto que en 1932, en la edición especial del centenario del Diario de la Marina, se señalaba que existían 116 corporaciones económicas, entre ellas ocho cámaras de comercio, industria y navegación, una cámara nacional de comerciantes e industriales y 31 cámaras de comercio.

La etapa revolucionaria

La Cámara de la Nación

Corrían los primeros años de la Revolución cubana cuando los propios empleados de la Cámara de Comercio solicitaron la intervención de las autoridades revolucionarias, pues sus directivos, junto a otras entidades privadas, comenzaron a abandonar el país. Amadeo Blanco Valdés-Fauly, entonces jefe de la Oficina de Ferias y Exposiciones del Banco para el Comercio Exterior de Cuba (Bancec) –subordinada al entonces subsecretario del Bancex, Jacinto Torras de la Luz–, fue designado como interventor de dicha institución.

Comenzaba a hacerse patente el bloqueo norteamericano contra Cuba y se intentaba aislar al país en el ámbito internacional, cuando la dirección de la Revolución vio en la Cámara de Comercio un instrumento eficaz para contribuir a la búsqueda de nuevos mercados, apoyar la gran reorganización del comercio exterior cubano y enfrentar los efectos del bloqueo, viabilizando las relaciones de negocios con otros países. Así, en 1962 el Gobierno Revolucionario constituye la Comisión Gestora de la Cámara de Comercio, presidida por Amadeo Blanco, que elaboró el proyecto de una nueva Cámara de Comercio con estructura y fines diferentes. En 1963 fue disuelta la anterior y creada la actual Cámara de Comercio por Ley no. 1091 de 1.ro de febrero, que ocupó, con su nuevo contenido, el lugar que dejara la fundada en 1927 con ese mismo nombre. La primera asamblea anual de sus miembros asociados fue celebrada ese mismo año.

La Cámara de Comercio de la República de Cuba es una institución de carácter nacional y derecho público, cuya misión fundamental es promover la internacionalización de la empresa cubana y los intereses de la economía cubana hacia el exterior. Cuenta con cinco delegaciones territoriales: Villa Clara (que incluye las provincias de Villa Clara y Sancti Spíritus), Cienfuegos, Camagüey (Ciego de Ávila y Camagüey), Holguín (Las Tunas y Holguín) y Santiago de Cuba (Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo).

Durante más de medio siglo, la Cámara de Comercio de la República de Cuba ha venido incrementando sus tareas y su papel en la esfera de las relaciones comerciales de Cuba. Igualmente, el Gobierno ha asignado a sus funciones la de registrador de sucursales y agentes de sociedades mercantiles extranjeras, agencias de viajes e importadores y exportadores. Más recientemente, como un paso muy importante en el proceso de actualización del modelo económico cubano, se destaca la aprobación, en el mes de marzo de 2014, de la Ley no. 118 de la Inversión Extranjera y sus normativas complementarias.

En este sentido, en el Decreto no. 325 Reglamento de la Ley, le fue asignada a la Cámara de Comercio la responsabilidad de realizar actividades de promoción de la inversión extranjera.

La Cámara de Comercio de la República de Cuba trabaja en consonancia con el desarrollo económico del país, evolucionando y adecuando su accionar acorde al crecimiento y requerimientos del empresariado cubano, adaptando sus actividades y recursos para contribuir, de una manera activa y efectiva, a la solución de los obstáculos que se presentan en las exportaciones cubanas y al fomento y desarrollo de la inversión extranjera en Cuba.

Como parte del acompañamiento personalizado que brinda la Cámara de Comercio a sus asociados en la conducción para dinamizar el comercio exterior y las inversiones extranjeras en Cuba, durante el año 2020 se constituyeron núcleos empresariales dentro de las secciones, a saber: Agrícola, Sideromecánico, Educación, Industrias culturales, TIC, Construcción y Salud, además de los grupos de trabajo Labiofam, Ganadero y Coralsa.


LAS FERIAS Y EXPOSICIONES

Actualmente las ferias y exposiciones se han convertido en un componente imprescindible del escenario comercial y de los negocios en Cuba. También es muy conocida la participación cubana en el mundo ferial internacional, fundamentalmente a partir del triunfo de la Revolución. Sin embargo, son poco conocidos los tempranos orígenes de la presencia cubana en estos eventos, nacional e internacionalmente.

Cuba en las exposiciones del siglo XIX

La experiencia cubana en exposiciones data de la década del cuarenta del siglo XIX, en la ciudad de Camagüey. Los eventos de este tipo organizados en la Isla e incluso aquellos en los que intervino como invitada en el extranjero, hasta fines de la mencionada centuria, estuvieron matizados por la condición colonial.

Hacia 1851, la mayor de las Antillas fue llamada a participar en la primera exposición universal en el londinense Crystal Palace como entidad española. El lema esgrimido aludía a la comunidad de intereses entre la metrópoli y sus provincias.

La Real Orden comunicada por el Ministerio de Gobernación de la Península y enviada al Capitán General de Cuba, expresaba: “Razones de conveniencia pública, el buen nombre de la nación […] aconsejan a (dicha) concurrencia […]; la finalidad es que ‘las provincias ultramarinas’ participen de una manera ‘digna’ y ‘den crédito de la nación que hacen parte”.

Décadas después, durante la Guerra de los Diez Años, las autoridades coloniales recababan la presencia de los criollos en la Exposición de Filadelfia, auspiciada por los Estados Unidos en ocasión del centenario de su independencia. Las razones que compulsaban la asistencia “cubana” son elocuentes:

“Es necesario que se vea por todos los pueblos que en este universal certamen tomen parte, que todavía es España una de las primeras potencias coloniales del mundo, y aun cuando no carezca de esfuerzo, debido en gran parte a conflictos exteriores e interiores que desde principios de siglo la afligen, no debe ser tan malo un régimen colonial que tales resultados ofrece”.

Los preceptos coloniales se expresaron también en los métodos para ordenar los objetos en las exposiciones. En ese sentido, las muestras “cubanas” se agruparon en torno al local de España y, como tal, lo dictaminaron las ordenanzas del gobierno colonial para asistir al Concurso de Chicago en 1893.

Los criollos elaboraron propuestas que perfilaban su inclusión en las exhibiciones. Con sus enseres ellos hacían notar los lazos de rechazo o mancomunidad con la metrópoli; sus productos no se reducían a las riquezas naturales del suelo como se quería destacar desde el centro colonial, sino que incluían obras de arte y literatura, géneros artesanales o elaborados por la industria local, muchos de ellos premiados y mostrados con orgullo.

Participación cubana en las exposiciones universales del siglo XIX

1851: Crystal Palace, Londres, Reino Unido

Premios: 4

Productos: Cigarros (tabacos) y azúcar.

1876:   Filadelfia, Estados Unidos

Premios: 37

Productos: Tabaco (elaborado y en rama), azúcar, alcohol, chocolate, dulce en conserva, asfalto, maderas, ron, vinos, extractos de perfumes, obras científicas de ingeniería, meteorología y otros.

1888: Barcelona, España

Premios: Medalla de Oro.

Productos: Alcohol, minería, café, cacao, azúcar (mascabado, centrifugado y miel) y tabaco.

1889: París, Francia

Premios: 40 (12 medallas de oro, 11 de plata, nueve de bronce, siete menciones y Gran Premio a la colectividad de tabaqueros de La Habana).

1900: El Fígaro, La Escuela Moderna, París, Francia

Premios: 140

Productos: Azúcar, ron, tabaco, abanicos, litografía y publicaciones.

Ferias y exposiciones en el siglo XX, después de 1959

Como grandes acontecimientos se califican las primeras ferias en las cuales Cuba participó en el extranjero tras el triunfo de la Revolución.

Se cuenta que la primera exposición presentada por el Gobierno revolucionario en el extranjero fue la de Nueva York en el propio 1959. Solo un año después, en 1960, la Isla acudía a las ferias de Belgrado y Zagreb, ambas en Yugoslavia. A esas incursiones en el Viejo Continente siguieron las de 1961 a Leipzig, en la extinta República Democrática Alemana (RDA), Poznan (Polonia) y Brno (Checoslovaquia), así como al año siguiente a Budapest, organizadas por la Oficina de Ferias y Exposiciones del Bancec, a cuyo cargo se encontraba Amadeo Blanco Valdés-Fauly.

Estos fueron antecedentes del trabajo ferial que posteriormente fue transferido a la naciente Cámara de Comercio de la República de Cuba en 1963. Así, la imagen y los productos cubanos viajaron a Casablanca (Marruecos, 1963); Osaka (Japón, 1964); Damasco, Trípoli, Argel y Bagdad; América Latina, el Caribe, Asia, África Subsahariana y las ciudades feriales más importantes de las naciones de Europa Occidental.

Esta actividad también ha cobrado auge en el país, donde hoy tienen lugar anualmente decenas de ferias y salones especializados a lo largo de todo el territorio, movimiento que se inició con la Feria Internacional de La Habana en 1983. Sin embargo, queda en la memoria la expo conocida como Operación Ferrocarril, que consistió en un tren de 56 vagones que llevó la muestra con el lema “Consuma Productos Cubanos” a todo lo largo del país y que se clausuró en La Habana el 20 de mayo de 1960 con la presencia e intervención del comandante Ernesto Che Guevara.

También vale la pena recordar las exposiciones extranjeras que desde los primeros años de la Revolución escogieron por sede a la mayor de las Antillas. En 1960, la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) montó, en el Palacio de Bellas Artes, la primera gran exposición extranjera en el país, recordada aún como un acontecimiento y donde mostraron una amplia panorámica de aquella Unión de Repúblicas.

A ella le sucedieron, en la misma sede, otras exposiciones de China y Checoslovaquia. Igualmente, otras de la República Democrática Alemana, montada en el área exterior del Parque Zoológico de La Habana; de Italia, en el Pabellón Cuba; y de Bulgaria y Argentina, también en el Pabellón Cuba. En los años setenta, en la Feria de Rancho Boyeros fueron presentadas exposiciones de Rumania, Argentina, México y Bulgaria.

Exposiciones mundiales

En el siglo XX, las exposiciones mundiales se convirtieron en grandes ferias donde se presentan los últimos adelantos tecnológicos e industriales. En 1923 se creó en París el Buró Internacional de Exposiciones (BIE) –organización a la cual está afiliada la Cámara–, para controlar la frecuencia y supervisar el funcionamiento de las expo universales.

Después del triunfo de la Revolución, Cuba ha participado en las más importantes exposiciones universales e internacionales celebradas en el mundo, estando a cargo de la Cámara de Comercio los pabellones cubanos a partir de Osaka ´70.

Expo Universal de Montreal, Canadá, 1967: “El Hombre y su Mundo”.

Expo Universal de Osaka, Japón, 1970: “El Progreso y la Armonía para la Humanidad”.

Expo Internacional de Vancouver, Canadá, 1986: “El Transporte y la Comunicación”.

Expo Universal de Sevilla, España, 1992: “La Era de los Descubrimientos”.

Expo Internacional de Lisboa, Portugal, 1998: “Los Océanos: un Patrimonio para el Futuro”.

Expo Universal de Hannover, Alemania, 2000: “Hombre – Naturaleza – Tecnología”.

Expo Universal de Aichi, Japón, 2005: “La Sabiduría de la Naturaleza”.

Expo Internacional de Zaragoza, España, 2008: “El Agua y el Desarrollo Sostenible”.

Expo Universal de Shanghái, R. P. China, 2010: “Mejor Ciudad, Mejor Vida”.

Expo Universal de Milán, Italia, 2015: “Alimentar el Planeta, Energía para la Vida”.

Expo Mundial Dubai, 2020: “Conectando Mentes, Creando Futuro”. (Pospuesta para el 1.ro de octubre de 2021 al 30 de marzo de 2022 debido de la pandemia de la Covid-19).